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“Si las Mujeres Bajáramos las Manos, Hasta el Cielo se Caería”: Conmemorando el Mes de la Historia de la Mujer

En el marco del Día Internacional de la Mujer y el Mes de la Historia de la Mujer, y en solidaridad con las luchas de mujeres alrededor del mundo, desde UUSC compartimos las perspectivas y actividades de algunas de nuestras organizaciones copartes del área de Justicia Migrante.

By Lindsey Hoemann on March 30, 2021

Foto: Participantes de la conmemoración del 8 de Marzo en las instalaciones de la FEM; Fundación Entre Mujeres.  

El pasado 8 de marzo, personas alrededor del mundo se reunieron, participaron en marchas y manifestaciones para conmemorar el Día Internacional de la Mujer – en algunos lados a pesar de fuertes respuestas de autoridades Estatales.   Reconocido oficialmente por las Naciones Unidas en 1977, el Día Internacional de la Mujer tiene sus orígenes en los movimientos por los derechos de las mujeres del siglo XIX y movimientos socialistas por los derechos laborales liderados por mujeres de principios del siglo XX.  Tan solo dos años después de celebrarse el primer Día Nacional de las Mujeres en los Estados Unidos, el incendio de la fábrica textil Triangle Shirtwaist, el 25 de marzo del 1911 en la ciudad de Nueva York, dejó a 146 mujeres y niñas muertas, la mayoría de las cuales había migrado de Italia y Rusia.  Fue una tragedia que sirvió para demostrar la urgente necesidad para el activismo y la articulación de las mujeres frente a sistemas de opresión.

A lo largo del último año, la pandemia del COVID-19 ha dejado aún más claro cómo funcionan las inequidades impuestas por el sistema capitalista y patriarcal: en los Estados Unidos y alrededor del mundo, las mujeres han sido de las más afectadas por los impactos de la pandemia en la salud y la economía; impactos que se multiplican cuando se toman en cuenta raza y clase social.

Más allá de un par de días en marzo, nuestras copartes realizan trabajo esencial a lo largo de todo el año que visibiliza y combate las causas estructurales de la violencia de género, desigualdades económicas, corrupción, y deterioro ambiental que obliga a mucha gente dejar sus hogares.  El género es uno de los determinantes principales de la migración, y los riesgos de migrar – de por sí altos – lo son aún más para mujeres, niñas y personas LGBTQ+.

El 5 de marzo, las organizaciones socias de UUSC Foro de Mujeres por la Vida en Honduras y la Alianza Nacional TPS en Estados Unidos participaron en un conversatorio virtual de mujeres centroamericanas moderado por Radio Jornalera.

Noemí Dubón con Foro de Mujeres por la Vida, comentó que “la migración en Honduras siempre ha existido, pero desde hace varios años se ha venido incrementando con los niveles de violencia y corrupción que ha hundido al país en la pobreza.  Sabemos que Honduras no es un país pobre, es un país que ellos han empobrecido con corrupción.” Esta corrupción profunda va de la mano con las fallidas instituciones de justicia y niveles extremadamente altos de impunidad que imperan en el país.  Cuando una mujer sufre violencia o es víctima del feminicidio, dice Noemí, “y las familias buscan justicia y que se investiguen los casos, nunca hay una respuesta… No tenemos ni una casa refugio para las que denuncian. Es por eso que la gente ha salido.  Cada día las mujeres enfrentando la pobreza y la falta de políticas públicas para tener educación, salud, y algún nivel de seguridad.  Lo que nos ofrecen son más militares, más policías, y más armamentismo.”

La organizadora regional para la Alianaza Nacional TPS, Claudia Lainez, participando en la conversación desde Oakland, California dijo: “A veces al vivir aquí se nos olvida un poco todo lo que está pasando en nuestros países y es difícil.  Estamos aquí con una lucha, pero en Centroamérica y Latinoamérica la lucha es más grande, es por la vida.  Es tan difícil escuchar estas historias y saber que, aunque padecemos otro tipo de abusos aquí, las niñas y mujeres en Centroamérica y Latinoamérica siguen padeciendo igual o peor que antes.”

La situación en Guatemala es parecida, según lo que detallaron las participantes en la reunión virtual “Tejiendo Vida Sin Violencias” de la Asociación Pop No’j, coparte de UUSC desde el 2017.  Este conversatorio reunió a mujeres que forman parte de la Red de Defensoras Mayas, espacio de articulación que proporciona la capacitación y apoyo para mujeres mayas frente a la violencia de género.

“Es cierto que aquí en Guatemala estamos sufriendo mucho las mujeres la violencia económica, física, y psicológica.  Lastimosamente al Estado no le interesa cómo estamos viviendo en nuestros hogares,” comentó Mirian Coy, desde Patzún, Chimaltenango.

“Muchas mujeres han sufrido violencia económica, no tienen acceso a instancias de justicia,” dijo Feliciana Ortíz.  “Me uno a la exigencia de la justicia.  Pedimos como mujeres indígenas que nos traten bien… basta ya de la discriminación racial.  Pedimos a todas, unámonos en esta lucha; también pedimos a nuestros hermanos hombres que se unan a esta lucha porque lo que estamos buscando es una vida sin violencia, una vida de igualdad.”

Para hacer frente a los desafíos presentados por la pandemia, Francis Ortíz explicó que afortunadamente, “antes del COVID yo había empezado con mi huerto, y lo sigo haciendo porque no tengo mucha necesidad de salir al mercado.”  En medio de una escasez de alimentos cada vez más aguda en Guatemala, muchas familias han recurrido a los huertos caseros, que son de especial importancia para las mujeres.  Hablando desde la ciudad de Huehuetenango, Carmencita Roblero subrayó la importancia de estos huertos, que son “una forma que las mujeres tenemos de decir, estamos presentes en nuestro hogar, en nuestra casa.”

Desde hace mucho tiempo, capacitación para mujeres en temas de agricultura ha sido un proyecto central para la organización socia de UUSC Fundación Entre Mujeres (FEM) en Nicaragua.  El 8 de marzo, 60 mujeres organizadas en la red de FEM se reunieron para celebrar sus logros del último año, y abrieron el espacio recordando el incendio en la fábrica Triangle y “las obreras que murieron calcinadas hace 111 años en Nueva York por demandar derechos laborales.”

Actividades agrícolas tradicionalmente han sido del dominio de los hombres, lo cual ha presentado muchos retos para las mujeres que han cultivado sus propias parcelas y proyectos productivos para así desarrollar independencia económica.  Integrante de FEM, Luz Marina Valle, compartió sus logros diciendo “me hubiera gustado que el Estado diera tierras para las mujeres, para que otras como yo, tuviésemos la oportunidad de sembrar y disfrutar de la variedad de alimentos que poseo, para mi casa y mi comunidad.  Hasta un bosque he ido restaurando, lo que nunca creí posible.”

El COVID-19 ha intensificado las amenazas ya existentes a la seguridad y el bienestar de las mujeres, y las restricciones sanitarias han imposibilitado las reuniones presenciales, pero las mujeres siguen buscando y creando formas de seguir apoyándose mientras caminan juntas hacia la justicia.  “Este fin de semana es de mucho trabajo, es para recordar a los gobiernos y la sociedad que hay muchas cosas que las mujeres están padeciendo y que no les han puesto atención,” dijo Claudia Lainez en el conversatorio de Radio Jornalera.  “Seguimos en la lucha, encerrados a veces es difícil, pero nos hemos acoplado a esta plataforma [virtual] para seguir organizando.”

En el conversatorio de Tejiendo Vida, Maily Sales manifestó que el COVID “ha tenido un gran efecto en nuestras vidas, nos enfrentamos a retos estresantes, que provocan emociones fuertes, pero hoy es una fecha tan importante que el COVID no nos impidió conmemorar los esfuerzos de las mujeres y niñas de todo el mundo.”

Desde la ciudad de Nueva York, Aneiry Zapata, integrante de nuestro coparte el Queer Detainee Empowerment Project (QDEP) hizo un llamado: “Mujeres, estamos en la lucha por la abolición de las cárceles y el abuso que se comete a nuestros cuerpos, reformaremos al mundo en el que vivimos.  Necesitamos mujeres Negras, Indígenas, de Color y de bajos ingresos…porque sólo nosotras sabemos qué se vive en nuestros hogares.  Quiero que en todas partes se sepa que ‘si las mujeres bajáramos las manos, hasta el cielo se caería’.”

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